Cotizaciones destinadas a negocios inmobiliarios
El entramado empresarial montado por los procesados, encabezados por Juan Aicart, exdirector general de Mutua Universal, se dividía en dos ramas. Una, con por una veintena de firmas, se dedicaba al sector sanitario y de prevención de riesgos “cuya actividad principal está relacionada principalmente con la propia mutua”, según el auto del juez.
La otra desarrollaba su actividad en el sector inmobiliario. Reston Conforting forma parte de esta rama. Con esta empresa, la trama construyó una promoción de viviendas unifamiliares en Guardiola de Berguedà, en Barcelona, “finalidad que resulta ajena a cualquier de los fines propios de la mutua”, según el juez. La promoción, acabada en 2007, le generó a Reston unos beneficios de 536.064,44 euros.
El negocio inmobiliario tenía otras empresas, Rigos Star y Asgenta, encargadas del mantenimiento y obras en los edificios de Mutua Universal. También lo hacía Reston. Para las tres eran fundamentales los contratos que firmaban con la Mutua, entre 2004 y 2007 el 90% de su facturación procedía de ella. Sin embargo, ninguna de estas firmas podía hacerse cargo del trabajo para el que se les contrataba. “Carecían de medios materiales y humanos para prestar estos servicios”, explica el auto, “se limitaron a una mera y prescindible labor de interposición entre la mutua y los verdaderos contratistas [...], incrementando artificiosamente la facturación en un porcentaje que utilizaban para financiarse”.
Con los beneficios, Aicart y sus subordinados creaban otras empresas, aumentaban el capital de las ya existentes o se los repartían. ¿Cuánto dinero supuso esto para las arcas de la Seguridad Social? “No ha resultado posible determinar qué cuantía de fondos públicos fue desviada a esta ilícita finalidad”.
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